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VISITA EPISCOPAL A LA COLECTIVIDAD BOLIVIANA CON OCASIÓN DE LA FESTIVIDAD DE NUESTRA SEÑORA DE URKUPIÑA
(En el BARRIO LAMBERTUCHI, del Partido de Escobar, el 15 de agosto, con la participación del P. Sante Cervellin, secretario de la Comisión de Migraciones y Turismo de la CEA y de la Delegación de Migrantes e itinerantes de la diócesis y su delegado, el Pbro. A. Meóniz)
Por primera vez tuvo lugar el encuentro del Obispo con la colectividad boliviana católica , lo cual ocurrió en el Barrio de Lambertuchi, de Escobar (en Matheu), con ocasión de la festividad de la Ssma. Virgen (en el día de su gloriosa Asunción) en su advocación de Nuestra Señora de Urkupiña, patrona de la integración de Bolivia. Los hermanos bolivianos son muy numerosos en esa región, y en especial en el partido de Escobar. La localidad pertenece jurisdiccionalmente a la parroquia de San Juan Bautista, de Matheu, y la evangelización y promoción humana integral se halla a cargo de las Hermanas de la Caridad de Jesús (antes llamadas Hermanas de la Caridad de Miyazaki, congregación de origen japonés que se estableció en Matheu dos años atrás) y en lo concerniente a los bolivianos, en especial a la Hna. Helen Ribera, de esa nacionalidad.
Al comienzo tuvo lugar una visita de la capilla de la Medalla Milagrosa y las instalaciones pastorales por parte del Sr. Obispo, acompañado del cura párroco, Pbro. Luis Salvador Grassi, de catequistas y agentes pastorales y voluntarios del lugar. El Obispo visitó el comedor infantil y las aulas de catequesis. Asistió a la visita el Delegado de migrantes e itinerantes de la diócesis, Pbro. Alfredo Meóniz, junto con el secretario general de la Comisión de Migraciones y Turismo de la Conferencia Episcopal, R.P. Sante Cervellin, quien antes había estado en Maquinista Savio para la misa con la colectividad paraguaya. En las proximidades de la hora de la llegada de los fieles católicos bolivianos a la capilla. con sus especiales carritos con las imágenes de la Ssma. Virgen, del Señor Crucificado de la Laguna, del Apóstol Santiago, y de otros santos, el Obispo y los sacerdotes se aproximaron al ingreso, para recibirlos, puesto que tienen como costumbre piadosa acompañarlos con incensarios. Algunos de los integrantes de la colectividad ofrecieron al Sr. Obispo una estola sacerdotal con motivos andinos, y asimismo un recuerdo típico al párroco. En esa zona del límite entre Belén de Escobar y Matheu la población originaria de Potosí, siendo frecuente el habla quichua, al menos como lengua vehicular familiar y comunitaria, y como segunda lengua. La celebración de la misa tuvo lugar a las 16 y fue presidida por Mons. Oscar Sarlinga, con la concelebración del R.P. Sante Cervellin, del cura párroco, Pbro. Luis Grassi, del Pbro. Alfredo Meóniz, y del P. Orozco, capellán de la colectividad boliviana.
En su homilía el Obispo hizo alusión al misterio de la Asunción de Nuestra Señora en cuerpo y alma a los Cielos, a la universalidad de la Iglesia Católica y al sentido de pertenencia a ellas, en la Fe y el Amor, a la relación con la advocación de Nuestra Señora de Urkupiña, que se refiere precisamente a la Virgen Asunta y al significado de esas palabras en lengua quechua, en la que Urkupiña significa “se fue al cerro” en el sentido de la partida de la Virgen, ante numerosos fieles, luego de haber aparecido a una niña pastora, en los albores de la evangelización en la actual Bolivia. Hizo también referencia al “cerro” con su sentido ancestral de “la morada de Dios” y luego se refirió a la conservación de la identidad cultural, y a la vez a la integración en nuestra sociedad argentina, donde tenían grandes dones para ofrecer, en lo cultural, laboral, civilizador, considerando que todos hemos de trabajar por el bien común, tanto más los católicos, porque lo hacemos desde la Fe que nos moviliza interiormente, desde la Gracia que nos transforma en creaturas nuevas.
Al término de la misa, salió la procesión con la imagen de Nuestra Señora de Urkupiña, del Señor Crucificado, del Apóstol Santiago y de los santos, y se procedió a la costumbre tradicional de incensarlas y a verter a su alrededor la “chicha”, cual signo de las inveteradas tradiciones de esos pueblos y de su ancestral cultura.
HISTORIA DE LA ADVOCACIÓN DE LA VIRGEN DE URKUPIÑA
Narra la historia que en la época colonial, en la población de Quillacollo, Cochabamba, una pequeña niña ayudaba a sus padres pastoreando ovejas. Cierto día a la pastorcita se le apareció una hermosa y deslumbrante Señora que cargaba en sus brazos un Niño, la cual se convirtió en su amiga. Para la niña el conversar con la Señora, quien le hablaba en el idioma nativo de la pastorcita, el quechua, y jugar con el niño, se convirtió en algo natural. Al llegar a su casa, les contó a sus padres sobre la bella Señora; quienes sorprendidos oyeron a su hija relatar la forma en que “la Señora” apareció. Extrañados los padres de la pastorcita, compartieron el hecho con el sacerdote de la parroquia y algunos vecinos, quienes decidieron cerciorarse de la veracidad del relato de la niña. Un día 15 de agosto, sorpresivamente aparecieron los padres y algunos vecinos en el lugar donde la niña pastoreaba sus ovejas. Grande fue la sorpresa cuando vieron a la pastorcita acompañada de la señora y su hijo. El asombro y la maravilla se apoderaron de la gente, cuando vieron que lentamente la Señora y el Niño empezaron a subir a los cielos. La gente sorprendida preguntaba: ¿dónde está la Señora? La pastorcita muy feliz respondía señalando con el dedo a la señora quien lentamente ascendía a los cielos, diciendo: "Ork hopiña, Ork hopiña", que en quechua significa "ya está en el cerro". En el lugar donde la Señora con el Niño en brazos visitaba a la pastorcita, encontraron una bella imagen de una Señora con su hijo, a la que denominaron Virgen María de Urkupiña, nombre castellanizado por el que actualmente se conoce a la Virgen.
En ese lugar, se construyó el templo de la Virgen, que desde aquella época es venerada por el pueblo boliviano. Actualmente se ha trasladado la imagen al templo Matriz de Quillacollo hasta donde llegan peregrinos de toda Bolivia para adorar a la Virgen María de Urkupiña, patrona de la integración Nacional. La Festividad La festividad de la Virgen de Urkupiña, se celebra del 14 al 16 de agosto en Quillacollo, provincia importante del departamento de Cochabamba. Esta fiesta en honor a la Virgen María de Urkupiña, convoca a peregrinos de todo Bolivia y países vecinos, a visitar su Santuario. Llegar caminando hasta su altar o hasta el cerro de Cota, lugar de su aparición, recorriendo los 16 Km. que separan Quillacollo de Cochabamba, es una de las muestras de amor, devoción y fe de los creyentes hacia la sagrada imagen. La fiesta de la Virgen de Urkupiña se ha convertido en una festividad tradicional y folklórica, que convoca a variadas agrupaciones juveniles de danzas autóctonas, a realizar bailando un largo recorrido como una forma de veneración a la Patrona de Urkupiña. Esta singular "Entrada Folklórica" llena de colorido, música, danzas, belleza y fe son dignas de admiración. Miles de bailarines vistiendo elaborados y llamativos atuendos, danzan al ritmo de músicas folklóricas, deleitando a los espectadores con variadas y hermosas coreografías. Durante la festividad, los peregrinos también visitan en el cerro de Cota, el lugar denominado el Calvario, sitio donde extraen piedras con la creencia de que según el tamaño extraído de piedra, la Virgen lo compensará en dinero. Además se adquieren objetos en miniatura: pequeñas casas, automóviles, camiones y diferentes objetos que representan los deseos materiales de los creyentes y que según testimonio de los mismos, la milagrosa Virgen concede. La festividad religiosa de la Virgen de Urkupiña, patrona de la integración Nacional es sin duda una de las más importantes fiestas religiosas y folklóricas del país.
Al comienzo tuvo lugar una visita de la capilla de la Medalla Milagrosa y las instalaciones pastorales por parte del Sr. Obispo, acompañado del cura párroco, Pbro. Luis Salvador Grassi, de catequistas y agentes pastorales y voluntarios del lugar. El Obispo visitó el comedor infantil y las aulas de catequesis. Asistió a la visita el Delegado de migrantes e itinerantes de la diócesis, Pbro. Alfredo Meóniz, junto con el secretario general de la Comisión de Migraciones y Turismo de la Conferencia Episcopal, R.P. Sante Cervellin, quien antes había estado en Maquinista Savio para la misa con la colectividad paraguaya. En las proximidades de la hora de la llegada de los fieles católicos bolivianos a la capilla. con sus especiales carritos con las imágenes de la Ssma. Virgen, del Señor Crucificado de la Laguna, del Apóstol Santiago, y de otros santos, el Obispo y los sacerdotes se aproximaron al ingreso, para recibirlos, puesto que tienen como costumbre piadosa acompañarlos con incensarios. Algunos de los integrantes de la colectividad ofrecieron al Sr. Obispo una estola sacerdotal con motivos andinos, y asimismo un recuerdo típico al párroco. En esa zona del límite entre Belén de Escobar y Matheu la población originaria de Potosí, siendo frecuente el habla quichua, al menos como lengua vehicular familiar y comunitaria, y como segunda lengua. La celebración de la misa tuvo lugar a las 16 y fue presidida por Mons. Oscar Sarlinga, con la concelebración del R.P. Sante Cervellin, del cura párroco, Pbro. Luis Grassi, del Pbro. Alfredo Meóniz, y del P. Orozco, capellán de la colectividad boliviana.
En su homilía el Obispo hizo alusión al misterio de la Asunción de Nuestra Señora en cuerpo y alma a los Cielos, a la universalidad de la Iglesia Católica y al sentido de pertenencia a ellas, en la Fe y el Amor, a la relación con la advocación de Nuestra Señora de Urkupiña, que se refiere precisamente a la Virgen Asunta y al significado de esas palabras en lengua quechua, en la que Urkupiña significa “se fue al cerro” en el sentido de la partida de la Virgen, ante numerosos fieles, luego de haber aparecido a una niña pastora, en los albores de la evangelización en la actual Bolivia. Hizo también referencia al “cerro” con su sentido ancestral de “la morada de Dios” y luego se refirió a la conservación de la identidad cultural, y a la vez a la integración en nuestra sociedad argentina, donde tenían grandes dones para ofrecer, en lo cultural, laboral, civilizador, considerando que todos hemos de trabajar por el bien común, tanto más los católicos, porque lo hacemos desde la Fe que nos moviliza interiormente, desde la Gracia que nos transforma en creaturas nuevas.
Al término de la misa, salió la procesión con la imagen de Nuestra Señora de Urkupiña, del Señor Crucificado, del Apóstol Santiago y de los santos, y se procedió a la costumbre tradicional de incensarlas y a verter a su alrededor la “chicha”, cual signo de las inveteradas tradiciones de esos pueblos y de su ancestral cultura.
HISTORIA DE LA ADVOCACIÓN DE LA VIRGEN DE URKUPIÑA
Narra la historia que en la época colonial, en la población de Quillacollo, Cochabamba, una pequeña niña ayudaba a sus padres pastoreando ovejas. Cierto día a la pastorcita se le apareció una hermosa y deslumbrante Señora que cargaba en sus brazos un Niño, la cual se convirtió en su amiga. Para la niña el conversar con la Señora, quien le hablaba en el idioma nativo de la pastorcita, el quechua, y jugar con el niño, se convirtió en algo natural. Al llegar a su casa, les contó a sus padres sobre la bella Señora; quienes sorprendidos oyeron a su hija relatar la forma en que “la Señora” apareció. Extrañados los padres de la pastorcita, compartieron el hecho con el sacerdote de la parroquia y algunos vecinos, quienes decidieron cerciorarse de la veracidad del relato de la niña. Un día 15 de agosto, sorpresivamente aparecieron los padres y algunos vecinos en el lugar donde la niña pastoreaba sus ovejas. Grande fue la sorpresa cuando vieron a la pastorcita acompañada de la señora y su hijo. El asombro y la maravilla se apoderaron de la gente, cuando vieron que lentamente la Señora y el Niño empezaron a subir a los cielos. La gente sorprendida preguntaba: ¿dónde está la Señora? La pastorcita muy feliz respondía señalando con el dedo a la señora quien lentamente ascendía a los cielos, diciendo: "Ork hopiña, Ork hopiña", que en quechua significa "ya está en el cerro". En el lugar donde la Señora con el Niño en brazos visitaba a la pastorcita, encontraron una bella imagen de una Señora con su hijo, a la que denominaron Virgen María de Urkupiña, nombre castellanizado por el que actualmente se conoce a la Virgen.
En ese lugar, se construyó el templo de la Virgen, que desde aquella época es venerada por el pueblo boliviano. Actualmente se ha trasladado la imagen al templo Matriz de Quillacollo hasta donde llegan peregrinos de toda Bolivia para adorar a la Virgen María de Urkupiña, patrona de la integración Nacional. La Festividad La festividad de la Virgen de Urkupiña, se celebra del 14 al 16 de agosto en Quillacollo, provincia importante del departamento de Cochabamba. Esta fiesta en honor a la Virgen María de Urkupiña, convoca a peregrinos de todo Bolivia y países vecinos, a visitar su Santuario. Llegar caminando hasta su altar o hasta el cerro de Cota, lugar de su aparición, recorriendo los 16 Km. que separan Quillacollo de Cochabamba, es una de las muestras de amor, devoción y fe de los creyentes hacia la sagrada imagen. La fiesta de la Virgen de Urkupiña se ha convertido en una festividad tradicional y folklórica, que convoca a variadas agrupaciones juveniles de danzas autóctonas, a realizar bailando un largo recorrido como una forma de veneración a la Patrona de Urkupiña. Esta singular "Entrada Folklórica" llena de colorido, música, danzas, belleza y fe son dignas de admiración. Miles de bailarines vistiendo elaborados y llamativos atuendos, danzan al ritmo de músicas folklóricas, deleitando a los espectadores con variadas y hermosas coreografías. Durante la festividad, los peregrinos también visitan en el cerro de Cota, el lugar denominado el Calvario, sitio donde extraen piedras con la creencia de que según el tamaño extraído de piedra, la Virgen lo compensará en dinero. Además se adquieren objetos en miniatura: pequeñas casas, automóviles, camiones y diferentes objetos que representan los deseos materiales de los creyentes y que según testimonio de los mismos, la milagrosa Virgen concede. La festividad religiosa de la Virgen de Urkupiña, patrona de la integración Nacional es sin duda una de las más importantes fiestas religiosas y folklóricas del país.
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